Soltar la mente

FELIZ NAVIDAD

En los próximos días se suceden tres eventos, tres portales energéticos que contienen una enorme oportunidad para nuestro crecimiento y transformación.

El Solsticio de invierno, la Navidad y la apertura del Tribunal kármico son tres formas de mostrarnos y de ayudarnos a recordar que esta experiencia solo puede ser vivida desde el corazón. Cuando vivimos desde la mente y nos identificamos con lo que nos dice, vamos a sentir mucho miedo, vamos a creer que estamos separados, que sabemos, que entendemos, vamos a vivir juzgando e intentado darle lógica a lo que nos sucede, vamos a creer en la casualidad y en lo aleatorio de la vida. Vamos a vivir defendiéndonos de lo que creemos que ocurre fuera. Lo que sucede es que lo que nos dice la mente es mentira. No hay nada fuera. La Navidad no está fuera. El Solsticio o el karma tampoco. Todo existe y es en nuestro interior.

La energía disponible del momento nos invita a mirar dentro de nosotros y a ver lo alejados que estamos de sentir que somos niños, que somos inocentes, que nunca dejamos de pertenecer y que siempre estamos y estaremos a salvo. Ese sentimiento, esa certeza brota de nuestro interior, de nuestro corazón, y la Navidad solo nos da, de nuevo, la oportunidad de conectarnos a esa consciencia de inocencia. A la consciencia crística. A nuestra luz interna.

El Solsticio y el comienzo del invierno dan soporte a ese nacimiento interno, porque con el Solsticio, la luz comienza, poco a poco, a imponerse a la oscuridad, y la apertura del Tribunal kármico es una oportunidad para dejar de creernos el miedo y generar unidad en nuestro interior, reconociendo que solo somos amor.

Se trata de abandonar la supremacía de la mente y de ponerla al servicio de nuestro corazón. Se trata de aprender a vivir conectados con la certeza de que nosotros somos ese niño, esa luz que está por nacer en nuestro interior. Se trata de reconocer que únicamente somos eso.

Silencia la mente, perdónate por haberte creído que puedes estar separado del amor. Lleva tus manos al corazón y reconoce que ese es el único lugar donde puedes vivir.

Que la luz, la inocencia y el amor se despierten en tu interior.

Feliz Navidad.

Almudena Migueláñez.

Photo by Mike Labrum

PAZ INTERIOR

Conseguimos estar en paz con nosotros mismos cuando no nos juzgamos, cuando no queremos ser algo diferente de lo que somos, cuando nos aceptamos por completo sin ningún tipo de fisura. Cuando no evadimos nuestros sentimientos, cuando nos negamos a reprimirlos, cuando no los saboteamos intentando comprenderlos, cuando los honramos lo suficiente como para sentirlos con la intensidad que merecen.

Estamos en paz con nosotros mismos cuando nos dejamos ser, cuando atendemos nuestras necesidades y les damos el reconocimiento de sagradas. Cuando no renunciamos a lo que somos en pro de lo que otros quieren que seamos. Cuando soltamos el futuro y respiramos en el presente con todo lo que contiene. Cuando no nos comparamos. Cuando aprendemos a estar cómodos en nuestra piel y a reconocer nuestros talentos y nuestros logros. Cuando no nos defendemos ni luchamos contra lo que está sucediendo en nuestro interior. Cuando generamos silencio, y cuando dejaron de darnos miedo la mente y sus incesantes discursos. Cuando no reaccionamos. Cuando reconocemos que estamos asustados, cansados, tristes, frustrados o enfadados. Cuando reconocemos que no podemos o que no sabemos. Cuando nos responsabilizamos de nosotros mismos y nos perdonamos. Cuando nos atrevemos a decir “no”, y cuando confiamos.

La paz interior es el regalo que obtenemos al comprometernos con nosotros mismos, al tener la intención de apoyarnos, de honrarnos, de sernos leales y de escuchar nuestro corazón.

La paz interior brota cuando soltamos la mente, cuando decidimos perdonar el pasado y desprendernos de las expectativas que depositamos en un futuro que aún no ha llegado.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Taufan Satyadharma